Callahan & Witscher: Plundercomedy y “música experimental” para gente que usa tenis New Balance 9060.
El dúo que nunca tendrá portada en The Wire Magazine y su disco debut: Think Differently!
Nunca les darán una portada en The Wire Magazine. Parecen ser la antítesis de la música experimental seria (aburrida y elitista por excelencia). Su disco debut Think Differently! es la conclusión lógica de dos gringos obsesionados con la música y sus posibilidades en la era de la sobreinformación y en la economía de la atención.
No confíes en tus gustos: lo único que harán es hacer que siempre te gusten las mismas cosas. Eso es justo lo que hacen los algoritmos en las plataformas musicales actuales,¿no? Si alguna vez reproduces en Spotify el sonido de un trozo de mierda deslizándose por el inodoro, no te sorprendas si, la próxima vez, te sugiere escuchar el álbum de The Guapos.
Por otro lado, cuando algo te parezca irritante, aborrecible o incomprensible, presta atención: quizá encuentres ahí algo interesante o diferente. Pero también está bien si quieres ser esa persona que se viste siempre de negro y tiene todos los sencillos de los Smiths. Todo está muy bien porque la música está aquí para acompañarte y al final del día tú decides qué clase de compañía prefieres.
Por mi parte, disfruto que cada cierto tiempo aparezcan frente a mí discos que me orillen a repensar mis ideas sobre la música que disfruto y Think Differently! es uno de ellos. Me acerqué a él por mera curiosidad: una crítica negativa publicada en Pitchfork del disco llamó mucho mi atención (le pusieron 6.3; ahí todavía le ponen números a los discos). Luego, otro crítico bastante reputado, Joshua Minsoo Kim, lo vapuleó igual o peor. A Minsoo le he perdido un poco la pista; su entusiasmo por Mon Laferte me ha orillado a desconfiar un poco de su juicio. Después de todo: ¿Para qué sirven los críticos musicales hoy en día? ¿Cuál es su función en el año 2024? Lo máximo a lo que podría aspirar un crítico es a ser un poco entretenido. Es decir, nunca he escuchado a nadie decir: "Tuve un día de mierda, pero llegué a mi casa, leí esta crítica y mi día cambió por completo". Lo relevante siempre será la música que, en cualquiera de sus formas, es una sola y nadie tendría que demeritar tu capacidad de escucharla, disfrutarla y darle valor. Hay canciones que uno considera malísimas y aún así le han salvado la vida a muchas personas.
Think Differently! lo bajé del SoulSeek y lo puse tantas veces en dos semanas que pensé que sería buena idea comprar una copia física, lo hice y valió la pena porque además de que este es mi disco favorito de lo que va del 2024 también incluye un póster con las letras de las canciones y, créanme: las letras son una de las mejores cosas de este álbum. Como ya habían pasado tres semanas de tenerlo en constante rotación sobre el plato de la tornamesa fue inevitable escribir un poco de él. Ya estaba un poco obsesionado.
Pero, ¿quiénes son estos Callahan & Witscher?
Jack Callahan es un músico entrenado en el punk y en composición contemporánea (conocido con el alias de die Reihe) y también es ingeniero de sonido. Por su parte, Jeff Witscher es un sobreviviente de la escena noise angelina de principios de los dosmiles, conocido por su pseudónimo, Rene Hell. Antes de escuchar Think Differently! no tenía a ninguno de los dos en el mapa. Aunque ya llevaban un poco trabajando juntos usando como eje central el humor y el collage sonoro, en este disco se plantearon la idea de crear una colección de canciones pop sin abstracciones: temas breves, pegadizos y divertidos. El resultado es una música que parece provenir de un dúo adicto a TikTok, con un severo déficit de atención pero con una gran habilidad para tomar todos estos elementos aleatorios y, con una impresionante fuerza centrífuga, lograr cohesionarlos en nueve excelentes canciones.
Aquí la cantidad de referencias a la cultura popular a través de samples es abrumadora, está casi todo: el sonido de alerta en Metal Gear Solid, Rage Against The Machine, Roblox, el "perfect" de Street Fighter II, Taco Bell, y un larguísimo y cómico etc.
No conocemos el nivel de cinismo (¿nerdismo?) de Jack Callahan, pero todas las guitarras en las partes rock están tocadas al estilo de Kevin Shields en My Bloody Valentine: con el trémolo a tope y en constante ondulación. El disco abre con un monólogo hecho de varios retazos: -I miss the old music- es lo primero que escuchamos y la frase está construida con el sample de I love Kanye de Ye, luego el monólogo se desbarata a través de distintas voces, incluidas las de otros músicos más o menos conocidos en la escena experimental como C. Spencer Yeh y Ana Roxanne, ¡también está la voz Peter Griffith de la caricatura Family Guy!
“I miss the old music
The strange and bold music
Right from your soul music
The straight cold music.
I hate the new music
Never a beat music
Pierre Schaeffer concrete music
You can't ever sleep music”.
I Love Music - Callahan & Witscher.
A partir de aquí, el humor del disco queda claramente establecido, y no pararán hasta radiografiar con precisión y humor todas las peripecias que dos músicos como ellos deben atravesar para encontrarle sentido a sus vidas en la confusión que representa “la escena de la música experimental”. Si este disco intenta ser un retrato de esta escena, podemos intuir que, en realidad, o no hay escena, o esta se reduce al proceso de clasificar la información, fragmentarla y esparcirla por internet para crear la ilusión de que existe algo emocionante fuera de él, cuando, en realidad, todo ocurre dentro de él: no hay escena.
El lugar físico donde esta música se manifiesta es en espacios estériles, como las largas carreteras del medio oeste norteamericano o los anuncios luminosos de tiendas Target sobresaliendo en el ocaso. Los “venues” son mucho peores: escenarios improvisados con focos rojos en donde una media docena de treintones se tambalea en estado hipnagógico (demasiada ketamina), mientras que la otra media de adolescentes graba con sus teléfonos. La hegemonía de internet es tal que todo lo que sucede fuera de ella nos parece, en gran medida, poco relevante o incómodo: deprimente. El efecto Matrix está más presente que nunca.
Aún dentro de esa miasma de confusión el dúo tiene una gran habilidad para crear escenarios divertidísimos a través de las letras recitadas por la parca voz de Witscher: una especie de Leonard Cohen neurótico y desencantado que se ha desayunado tres tazas de café y una cajetilla de Marlboro. Escuchen Boiler Room en donde narra con total desencanto la ocasión en que fue invitado con su alias Rene Hell a uno de ellos:
“I arrive the studio and to my surprise
What they said in their email was a bunch of LIES
It's all techno DJs and what I fear
Is that´s what expect from me, what am I doing here?”.
Si eso es lo que esperaban de Rene Hell, debieron haberse sentido muy decepcionados con su breve set en forma de collage y asalto sónico a la GESCOM. Pero, volvamos a la canción: en ella la ironía se hace presente también en la voz Callahan que en el coro canta con esa maravillosa voz de robot que usa para casi todo el álbum lo siguiente:
“Thank you for giving me this wonderful opportunity
To share my music with all of you, this really is a dream como true
Thank you for giving me this opportunity
To share my music with all of you and create content for ad revenue”.
Boiler Room - Callahan & Witscher.
Estas anécdotas tragicómicas nos acompañarán durante todo el álbum, al igual que el collage de estilos mezclados sin ningún pudor. Por momentos, suenan como unos Smash Mouth producidos por A. G. Cook, especialmente en ese potencial hit de MTV, "Long Drive", donde se combina el estilo monótono de recitar de Witscher con un dulce coro femenino (en la voz de Sedona).
Este efecto se repite con éxito en otro de los grandes temas del álbum, Hate The Player, donde la contraparte femenina está a cargo de Ana Roxanne, cuya voz encaja perfectamente en una canción de rap al estilo Anticon, con una base ácida de Roland TB 303, pero intercalada con samples de sonidos caricaturescos. Ésta última canción bien podría estar dirigida a los críticos musicales.
Sin embargo, entre todas estas capas de humor, algunas canciones esconden verdades que se sienten como puñetazos. Un ejemplo de esto es The Value of Music, un tema descarado que se nutre de polos opuestos: el grunge y la música de boy bands como los Backstreet Boys. Luego tiene ese coro irresistible, con la voz distorsionada por un vocoder, que parece perfilarse como un himno a la ironía, pero también como una reflexión sobre el valor que le damos a la música que escuchamos, lo que representa y cómo nos afecta.
“How do you judge a music's worth?
It´s it tangible or is it something that you consider real?
What do you value in your music?
It is an idea or is it just how good it makes you feel?”
The Value of Music - Callahan & Witscher.
Finalmente llega Columbus a cerrar con esa gran apología a la miseria que deben ser las giras en los grupos pequeños, durmiendo en el sofá en casa de amigos, haciendo lo mismo una otra y vez, bebiendo unas cervezas en el parque, matando el tiempo en el twitter, tocando para 20 personas, ganando solo el dinero suficiente para llegar a la siguiente parada y repetir todo ese espiral de miseria una y otra vez. La canción cierra el disco de forma apoteósica, arreglo de cuerdas incluido, chaca chaca de guitarras eléctricas con distorsión, la batería señalando la marcha y la voz robotizada de Callahan repitiendo:
“You might think that we´re just two jesters in agony
Honestly, I agree in our divine comedy
And believe when I say music is worth fighting for
I don´t know about you, but I'm ready to go to war.”
Columbus - Callahan & Witscher.
Vaya, no sé si se están riendo de mí o se están riendo conmigo. No sé si los pueda tomar en serio, pero si tuviera que contestar a la pregunta que plantean ellos, lo que yo valoro en la música es lo bien que me hace sentir y este disco me hace sentir muy bien.
Repito, es mi disco favorito en lo que va del 2024, y en cuanto termine de escribir esto, lo voy a poner de nuevo. Después de todo -¿quién quiere hablar de música, todavía?-.
Para mis amigxs con los que hablo de música.